Los niños siempre han ocupado un lugar central en la sociedad mexicana (aunque no siempre han sido vistos de la misma manera), por ejemplo, en la época prehispánica eran considerados “un regalo de los dioses” y los llenaban de consejos amorosos y discursos educativos, aunque eso no quitaba que los aztecas, por ejemplo, al ser una sociedad militarizada, fueran muy severos en la educación de sus hijos. Los castigos eran terribles, tal como hacerlos respirar humo de chile o punzarlos con espinas de maguey. Los niños eran disciplinados sin importar que fueran nobles, nadie podía desobedecer. Por otro lado, en la Colonia, la suerte de cada niño era definida por el lugar en el que nacía dentro de la sociedad; no era la misma infancia la que tenía el hijo de un negro, que el de un indígena, el de un criollo, un español peninsular o el de un mestizo. En un acta exhibida en una notaría pública en Ciudad Victoria, Tamaulipas, aparece que en México el día del niño fue instaurado el 8 de mayo de